Comentarios acerca del Papalagui

Estos son fragmentos de una serie de comentarios profesados por Tuiávii, jefe de la tribu Tiavéa de Samoa acerca del Papalagui. El Papalagui es el hombre blanco, el extranjero y se traduce literalmente como el que agujereó el cielo.
Con un poco de ironía, Tuiávii comenta acerca de lo que vivió y observo durante su estadía en Europa. Es interesante ver como un hombre estrechamente ligado a la naturaleza ve desde afuera todo lo que para nosotros muchas veces son cosas bastante comunes, como rarezas incomprensibles y absurdas. Tuiávii claramente desprecia la vida de los pueblos civilizados de Europa, desde su punto de vista creo que podemos ver lo que realmente somos.
Faltan acá pero Tuiávii también comentó acerca de las casas, las profesiones y los diarios.

Sobre el dinero:
“Hermanos sensatos, escuchen con fe lo que voy a decir y sabrán como somos felices por no conocer la angustia y pavor de los Blancos. Pueden todos ser testigos de lo que el misionero dice: Dios es amor; un cristiano de verdad hace el bien si siempre tiene delante de si la imagen del amor; solo de esa manera vale para el grande Dios la adoración del Blanco. El nos engaño, nos mintió, los Blancos corrompieron a los misioneros para que ellos nos engañasen con las palabras del Gran Espiritu. Pues el metal redondo y el papel pesado, que ellos llaman dinero, es la verdadera divinidad de los Blancos”
“Si se le habla a un Europeo del Dios del amor: el tuerce el rostro, sonríe. Sonríe de la simplicidad con la que pensas. Extiéndale en ese momento un pedazo redondo, brillante de metal, o un papel grande, pesado: sin tardar sus ojos brillan, mucha saliva se le ve en los labios.”
”Solo vi una cosa por la cual en Europa, todavía no se exige de dinero, de la cual todos pueden participar cuanto quieran: la respiración del aire. Pero creo que se olvidaron de esto; y no dudo en declarar que si me escucharan en Europa, inmediatamente también exigirían por el aire que se respira el metal redondo y el papel pesado. Pues todos los Europeos están siempre en la búsqueda de nuevos motivos para exigir dinero.”

Sobre el tiempo:
“El papalagui no tiene tiempo: Al papalagui le gusta el metal redondo y el papel pesado; le gusta meter dentro de su barriga muchos líquidos que salen de frutas muertas, además de carne de puerco y vaca junto con otros animales horribles; pero el gusta sobre todo de lo que no se puede tomar, por ende existe: el tiempo. Habla mucho del tiempo, dice muchas estupideces sobre el tiempo. Nunca existe más tiempo que aquel que se ve desde el nacer del sol hasta su ocaso, sin embargo esto nunca es suficiente para el papalagui. El papalagui nunca esta satisfecho con el tiempo que tiene; y acusa al gran espíritu por no darle más tiempo. Blasfema contra el gran espiritu, contra su gran sabiduría, dividiendo y subdividiendo al día en pedazos muy pequeños de un plan muy exacto en cual rige su propia vida. Divide al día como a un coco suave con un cuchillo en pedazos cada vez menores. Todos los pedazos tienen nombre; segundo, minuto, hora, etc.. El segundo es menor que el minuto.”

Sobre la ropa:
“La carne es un pecado, según dice el Papalagui, por que su espíritu es grande, es lo que el piensa…”
“El Papalagui siempre esta preocupado por cubrir bien su carne."El cuerpo y los miembros son carne; solo aquello que esta encima del cuello es lo que es el hombre realmente”: asi me hablaba un Blanco, muy respetado y creído como muy sabio. Aquel que, deje que se le vea la carne no puede pretender la verdadera moralidad.”
“Existe idea mas estupida, amados hermanos? A creer en lo que dice el Blanco, deberíamos querer que nuestra carne sea dura como la piedra de un volcán, sin el bello calor que proviene de dentro. Por ahora nos alegramos por que nuestra carne encuentra el sol; nuestras piernas se mueven como el caballo salvaje, sin ropas que las amarren, ni pieles que la contengan. Nos alegramos con ver como la virgen muestra su bonito cuerpo al sol y a la luna. Estupido y ciego es el Blanco, que no siente el placer verdadero, que necesita cubrirse tanto para evitar avergonzarse.”